Cuando llegan situaciones a nuestra vida en las cuales no nos sentimos con la capacidad de resolver de inmediato, hacemos una reflexión más profunda o buscamos una segunda opinión que muchas veces pasa de ser opinión a ser un mandato o una indicación al pie de la letra de lo que debemos hacer. Pero hay que tener mucho cuidado con esa reflexión profunda o esa segunda opinión.
Antes de iniciar el tema, debemos preguntarnos:
1. ¿A cuántas personas estoy escuchando?
2. ¿Quiénes son mis mentores?
3. ¿Quiénes son los que están influyendo en mí?
Aquí algunas de esas personas son:
· En nuestros momentos de debilidad en la fe, escuchamos a PASTORES Y LIDERES de sectas religiosas. Los cuales aprovechan ese momento y en vez de hablarnos en nombre de Dios para dar respuesta a nuestra necesidad, están buscando la manera de mostrarnos las supuestas fallas de nuestra fe católica y las razones por las cuales debemos irnos a su iglesia o ¨De ellos mismos como si fueran profetas¨. Cuando estos, sin temor a equivocarnos, vienen de un proceso de adecuar su fe y su iglesia a sus propias debilidades. Eso es como YO querer que todos vivan en un primer piso, porque YO no puedo subir escaleras.
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LOS INFLUENCERS que están en las redes sociales. Ellos tienen muchas ideas basadas en lo que ellos creen o lo que ellos promueven cobrando un contrato publicitario. Te quieren vender una promoción como si fuera lo que más te conviene o lo que necesitas, pero realmente te están llevando hasta donde el que les paga quiere que te lleven. En esta misma categoría vamos a incluir a los famosos COACH DE VIDA, los cuales se hacen expertos en decirte que tú puedes y al final venderte sus libros y productos que también te repiten que tú puedes.
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Estamos rodeados de PERSONAS ATRIBULADAS, que miran el mundo con el cristal de sus ojos (Muchas veces empañado por la ira, la depresión, etc.). Por ejemplo: se dice que a las parejas les gusta votar esposos ajenos; ¡Me explico!, como ellos vienen de una relación con problemas, quieren arreglar la tuya desde su propia experiencia, diciéndote ¨Vótalo¨ o ¨Vótala¨. Y así con cada situación de su propia vida en finanzas, salud, entre otras. Lo peor de este caso es que muchas veces te dicen a ti lo que ellos quieren decirse a sí mismos.
· Queremos escucharnos a NOSOTROS MISMO, pero desde nuestra carne, deseos desenfrenados y debilidades (Proverbios 3:7 ¨No seas sabio en tu propia opinión; teme al SEÑOR, y apártate del mal.¨). Nos decimos a nosotros mismos ¨Porque puedo y me lo merezco¨. Nos alentamos diciéndonos que todo lo que hacemos está bien.
Por solo citar algunas veces que hicimos caso a otros o nosotros mismos he ignoramos la voz de Dios:
· Cuando no cuidamos de nosotros mismos que somos templo del Espíritu Santo. No cuidando nuestra salud siendo esclavos de vicios y una vida desorganizada. Cuando No nos respetamos o amamos y dejamos de lado nuestra salud espiritual, emocional o mental. Escuchando el mundo y al enemigo diciéndonos que sigamos adelante sin darle mente a nada.
· Cuando se generó una angustia en nuestro corazón eligiendo una pareja que no nos convenían porque claramente vimos en ellos cosas que no estaban bien. Pero la debilidad de nuestra carne solo se enfocó en que nos gustaba y decidimos continuar.
· Cuando vimos nuestros hijos en malos pasos pero nos hicimos los tontos, no quisimos abrir los ojos para ver la realidad y nos quedamos de brazos cruzados.
· Cuando sabíamos que un negocio no nos convenía pero nos dejamos influenciar por otro o por nuestro impulso y avaricia para continuar.
Sin embargo, hay alguien que tiene las mejores respuestas a nuestras preguntas y situaciones, alguien que no busca su propio beneficio. Ese es Dios, quien nos habla desde su amor para con nosotros.
Razones bíblicas para escuchar la voz de Dios:
1. Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. (Lucas 11:28)
2. Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes. (Jeremías 33:3)
3. El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! (Proverbios 16:20)
4. Por tanto, todo el que oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. (Mateo 7:24)
5. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. (Filipenses 4:9)
6. El que atiende a la corrección va camino a la vida; el que la rechaza se pierde. (Proverbios 10:17)
7. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él. (Deuteronomio 13:4)
8. Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. (Proverbios 4:20-21)
9. Jesús le respondió: —Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo 4:4)
10. Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. (Salmo 34:4)
11. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla. (Santiago 1:25)
¡Por cierto!, no tienes que escucharme a mí. La mejor opción es escuchar la voz de Dios y un buen camino para iniciar y que me ha funcionado es:
1. Entrando en oración y pidiendo discernimiento.
2. Busca la respuesta en la palabra de Dios que hace miles de años ya el guardó una respuesta para ti. La palabra de Dios es actual. A veces no es la respuesta que queremos escuchar, pero es lo que Dios te está diciendo.
3. Si todavía en tu corazón quedan dudas, en tu parroquia tienes un sacerdote para ayudarte a orar, confesarte, para acompañarte a buscar esas respuestas que Dios tiene para ti.
¡A escuchar la voz de Dios!
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