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Foto del escritorMarvin Núñez RD

RESUCITANDO CON ÉL

Actualizado: 10 abr 2021

Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. (1 Corintios 15:20-22)

Cuando nos regalamos un desierto espiritual mediante el ayuno, oración, penitencia y reconciliación con Dios (confesión con Dios), estamos imitando a Jesús. Esta fue la forma como el hijo de Dios se preparó para el camino ya que sabía que necesitaba mucha fuerza espiritual. De esta forma iba a estar preparado para 3 episodios de su vida los cuales quiero que le acompañemos con nuestros propios testimonios.


PRIMER EPISODIO: MOMENTOS DE GOZO

Jesús vivió momentos de alto reconocimiento por parte del pueblo, las personas le llamaban Rey, la gente le servía, sintió mucho gozo al ver los milagros del Padre a través de Él.


Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; y otros, que es Jeremías o alguno de los profetas.» Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!» (Mateo 16:13-17)


Pero tenía que estar preparado para que todo este gozo no llegara hasta su corazón, debido a que es muy peligroso y podía convertirse en orgullo. Dios quiere que nos mantengamos mansos y humildes como dice Mateo 11:29.


En este episodio debemos también ver nuestro testimonio de vida, evaluar si estamos preparados para mantener nuestra humildad en los momentos de bonanza, reconocimiento, en fin, cuando alcanzamos un alto nivel de bienestar.


SEGUNDO EPISODIO: MOMENTO DE LA PASIÓN


Jesús en medio de la pasión, nos muestra cuantos momentos de dolor puede experimentar una persona. Por citar algunos de ellos (sin llevar un orden cronológico):


· Tristeza: En el huerto de Getsemaní al ver que ya había llegado su hora.

· Traición: Siendo Judas uno de los hombres de confianza de Jesús, demostrado porque era quien llevaba las finanzas del ministerio.

· Abandono: Los discípulos lo dejaron solo y huyeron.

· Pérdida: si difícil era para María ver partir a su hijo, la muerte de Jesús (en la carne) no fue sorpresiva, Él estaba consciente de que debía entregar a su Madre a Juan.

· Humillación: a pesar de que la muerte de cruz era lo más humillante de la época, la muerte de Jesús fue más allá porque hasta recuerden las burlas que le hacían al golpearlo. ¡Adivina quién te golpeó! Sumando el amargo trago de vinagre.

· Golpes:Así como muchos se asombraron de Él, al ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apariencia humana.(ISAÍAS 52:14)


Si seguimos leyendo todos los textos que abarcan la pasión de Jesús, podemos ver lo que vivió. Aunque los momentos de Jesús fueron hasta el extremo, nosotros hemos experimentado muchos de estos en nuestro día a día.


La preparación espiritual que tuvo le permitió mantener una buena actitud en medio del hecho, esto se demuestra porque en pleno episodio Jesús perdonó (Padre perdónalos), fue compasivo (Hoy estarás conmigo en los cielos), fue desprendido (Entregó a su Madre) y aunque en su humanidad sintió abandono (Padre porque me has abandonado), nunca perdió la Fe (Padre en tus manos encomiendo mi espíritu).


TERCER EPISODIO: LA RESURRECCIÓN


Este es el episodio de la esperanza, porque si Cristo no dió paso para que su corazón se llenara de orgullo en los momentos alegres, tampoco permitió que su corazón se quedara a vivir una tristeza eterna en los momentos de la pasión.


¡Él se levantó!


— ¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. (Lucas 24:5-7)


Todo lo que sufriste al igual que Jesús en la pasión, pertenece a lo que se entierra:


Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra es corruptible; lo que resucita es incorruptible. Lo que se entierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se entierra es débil; lo que resucita es fuerte. Lo que se entierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espiritual.(1 Corintios 15:42-44)


No te quedes en el suelo sufriendo la pasión y la cruz que ya Jesús venció. Y más porque Él mismo en su palabra nos tiene una gran promesa:


Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. (1 Corintios 15:20-22)


¡Amen!

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